Santiago Marti analiza el wingsuit en México: el vuelo libre que ya conquista cañones y volcanes
- Santiago Marti
- 25 jun
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Aunque aún es una práctica de alto riesgo reservada para unos cuantos, el wingsuit flying en México comienza a ganar visibilidad en la comunidad de deportes extremos. De acuerdo con el experto en deportes extremos Santiago Marti, el país ofrece escenarios naturales espectaculares que han empezado a atraer a atletas nacionales e internacionales que buscan volar al límite.
El wingsuit —o traje de alas— permite planear durante una caída libre desde una montaña, acantilado o aeronave, alcanzando velocidades de hasta 200 km/h. En México, aunque no existen zonas oficialmente dedicadas a este deporte, se han documentado vuelos en sitios como la Huasteca en Nuevo León, la Barranca del Cobre en Chihuahua, y las laderas del Pico de Orizaba.

“México tiene un enorme potencial por su geografía diversa: cordilleras, volcanes, barrancas profundas… pero también enfrenta desafíos por la falta de infraestructura y protocolos de seguridad”, afirma Santiago Marti. El especialista señala que la mayoría de los vuelos registrados en territorio mexicano son ejecutados por atletas con amplia experiencia previa en paracaidismo, muchos de ellos extranjeros.
Uno de los puntos que más llama la atención es la creciente producción de contenido audiovisual en estas zonas. Videos de vuelos sobre el Nevado de Toluca, Tepoztlán, o zonas altas del Ajusco han circulado en redes sociales y plataformas de aventura, lo que ha despertado el interés de nuevos practicantes y observadores.
Marti advierte que no se trata de un deporte accesible para principiantes. “Para volar en wingsuit necesitas al menos 200 saltos en paracaídas documentados. No es algo que se aprende en un fin de semana, es una disciplina técnica, exigente y peligrosa”, explica. Esto limita su expansión, pero también la convierte en una actividad altamente valorada dentro del mundo de los deportes extremos.
En los últimos cinco años, algunos operadores turísticos especializados han comenzado a ofrecer experiencias de paracaidismo avanzado que pueden derivar en entrenamiento para wingsuit. Sin embargo, Santiago Marti aclara que no hay escuelas formales del traje de alas en México y que la mayoría de los vuelos se organizan de forma privada, bajo estrictos controles.

“Lo que vemos es un crecimiento orgánico, impulsado por la comunidad global de aventureros. México ya está en el radar, pero se necesita una regulación más clara, así como protocolos que garanticen la seguridad de los practicantes y el respeto por las zonas naturales”, añade Marti.
Además del componente deportivo, el wingsuit en México se ha convertido en una forma de destacar la riqueza visual del país. Algunos documentales y campañas de marcas deportivas ya han utilizado estas imágenes para proyectar una imagen de México como destino extremo.
Para Santiago Marti, el wingsuit en México representa una oportunidad única: “Tenemos el terreno, el talento y la pasión. Ahora toca construir las condiciones para que esta forma de volar se convierta en un nuevo símbolo de libertad, adrenalina y respeto por la naturaleza”.
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